Disputas de tierras entre ejidatarios: panorama jurídico y soluciones

abril 18, 2025

Cuando la tierra une… y divide

Los ejidos surgieron en México como una conquista social de la Revolución. Fueron diseñados para garantizar tierra a quienes la trabajaban y fomentar la vida comunitaria. Pero con el paso del tiempo, los conflictos entre ejidatarios se han vuelto más frecuentes y complejos. Desde peleas por linderos hasta disputas por herencias o ventas irregulares, el panorama legal es espinoso y, muchas veces, mal atendido.

¿Qué tipo de conflictos son más comunes?

En los núcleos agrarios, las peleas suelen tener raíces en decisiones tomadas sin consenso, en documentos mal elaborados o en la ausencia de reglas claras para transmitir los derechos ejidales. A diferencia de la propiedad privada, los derechos sobre tierras ejidales están sujetos a normas internas y a lo que diga la Asamblea Ejidal. Cuando esto se ignora o manipula, los problemas no tardan en explotar.

Herencias enredadas

Muchos ejidatarios mueren sin haber asignado un sucesor formal. Esto abre la puerta a conflictos entre hijos, esposas, hermanos y hasta vecinos. Aunque la Ley Agraria contempla la figura del “sucesor designado”, en la práctica, muchos nunca lo hacen por desconocimiento o falta de interés.

Venta de parcelas sin aval

Aunque la ley permite la venta de derechos ejidales en ciertas condiciones, hay reglas muy específicas: debe haber dominio pleno, la operación debe registrarse ante el RAN y contar con el aval de la asamblea. Saltarse estos pasos convierte la venta en ilegal y genera conflictos cuando nuevos “dueños” intentan ocupar el terreno.

La asamblea: órgano clave y foco de tensión

La Asamblea Ejidal es el máximo órgano de decisión dentro del ejido. Ahí se aprueban o rechazan cambios de uso de suelo, ventas, asignaciones y cualquier asunto importante. Pero cuando hay divisiones internas, intereses económicos o caciques locales, las asambleas pueden volverse espacios de manipulación, compra de votos y pleitos legales eternos.

¿Qué hacer ante una disputa?

Cuando el conflicto escala, lo recomendable es acudir al Tribunal Unitario Agrario correspondiente. Estos tribunales tienen competencia exclusiva en materia agraria, y pueden emitir resoluciones definitivas sobre la titularidad, uso y posesión de las tierras. También se puede solicitar mediación o conciliación antes de llegar a juicio, aunque no siempre funciona si las partes están muy confrontadas.

Importancia del acta de asamblea

En muchos casos, los juicios se ganan o se pierden por un papel: el acta de asamblea. Si un acuerdo no quedó por escrito y registrado ante el RAN, legalmente no existe. Por eso, mantener al día los documentos y hacer las cosas conforme a la ley es vital para evitar broncas futuras.

Un sistema colapsado

Los Tribunales Agrarios están rebasados. Con pocos recursos, miles de expedientes pendientes y rezagos de décadas, resolver una disputa puede tomar años. Esto favorece a quienes tienen dinero o poder para resistir el tiempo o manipular el proceso. Mientras tanto, las tierras quedan improductivas y las comunidades fracturadas.

¿Cómo evitar conflictos ejidales?

La prevención es clave. Desde registrar correctamente a los sucesores, hasta capacitar a los ejidatarios sobre sus derechos y obligaciones. También es fundamental que las asambleas se realicen de forma transparente, con actas claras, asistencia legal y supervisión si es necesario.

No es solo tierra, es comunidad

Detrás de cada conflicto agrario no solo hay una disputa legal, también hay historias familiares rotas, comunidades divididas y resentimientos acumulados. Resolverlos con justicia y sensibilidad es una tarea urgente si se quiere preservar la vida colectiva que dio origen a los ejidos.