Terrenos en disputa entre colonias irregulares: procesos legales y defensa ciudadana

Colonias que nacen sin papel… y terminan en conflicto
En muchos municipios del país existen asentamientos conocidos como “colonias irregulares”. Lugares donde familias construyen sus casas sin tener títulos de propiedad, a veces con permiso verbal, a veces porque “alguien vendió” el terreno. Con el paso del tiempo, llegan más habitantes, se organizan, piden servicios, y ahí empiezan los conflictos: otra colonia reclama el mismo predio, aparece un supuesto dueño, o el gobierno decide intervenir. ¿Qué dice la ley en estos casos? ¿Quién tiene la razón?
¿Qué es una colonia irregular?
Es un asentamiento donde los habitantes no cuentan con escrituras, títulos de propiedad ni certeza jurídica sobre el terreno que ocupan. Puede estar en terrenos ejidales, comunales, federales o incluso privados. A pesar de ello, muchas veces se forman por necesidad: desplazamiento, falta de vivienda, promesas políticas o negocios informales de “fraccionadores fantasmas”.
Disputas comunes entre colonias
– Cuando dos grupos afirman tener derecho sobre el mismo terreno.
– Cuando una colonia se expande sobre el predio de otra.
– Cuando se crean límites imaginarios sin base legal.
– Cuando hay venta doble de lotes sin documentación real.
Estos conflictos suelen escalar rápido: bloqueos, amenazas, denuncias cruzadas y confrontaciones físicas. Por eso es clave tener claro el camino legal desde el principio.
¿Quién puede acreditar la propiedad?
En primer lugar, quien tenga documentos oficiales: escrituras públicas, títulos parcelarios, actas de posesión con sello de autoridad ejidal o resoluciones judiciales. Un “recibo” de compra informal, una carta firmada por un vecino o un contrato privado no son pruebas suficientes por sí solos. Se necesita respaldo legal para que tenga peso en tribunales.
¿Y si ambas colonias carecen de títulos?
Entonces se entra en un proceso legal más largo, donde se puede pedir el reconocimiento de posesión por medio de un juicio. La figura legal es la “prescripción positiva” o “usucapión”. Para eso, debe demostrarse:
- Posesión pacífica, pública y continua por al menos 5 o 10 años (según el caso).
- No haber entrado de forma violenta o clandestina.
- Que se ha actuado como dueño: pagar servicios, mejorar el predio, construir.
Este proceso puede llevarse ante un juzgado civil o agrario, según la naturaleza del terreno.
Terreno ejidal o comunal: otro camino
Si el terreno pertenece a un núcleo agrario, solo la asamblea ejidal o comunal puede decidir sobre su uso o regularización. Nadie puede vender sin autorización colectiva. Y si ya hay colonias asentadas, la comunidad puede proponer un proceso de regularización con apoyo del RAN o la Procuraduría Agraria.
¿Puede intervenir el gobierno?
Sí, y muchas veces lo hace a través del municipio o el estado. Existen programas de regularización como los que manejan CORETT (hoy INSUS) o institutos estatales de vivienda. Pero para que procedan, debe existir certeza de que el terreno no tiene dueños legales reclamando, y que las colonias están dispuestas a organizarse, pagar y firmar.
¿Qué hacer si hay amenaza de desalojo?
1. Revisar si existe una orden judicial o solo amenazas verbales.
2. Buscar apoyo legal con defensoría pública o colectivos ciudadanos.
3. Documentar la posesión con fotos, recibos, testimonios y organización comunitaria.
4. En algunos casos, es posible presentar amparos para detener desalojos ilegales.
No todo desalojo es legal, y muchas veces se usan intimidaciones para forzar la salida sin procedimiento. La ley exige notificación formal, derecho de defensa y condiciones humanas en cualquier acción de este tipo.
Unión vecinal, clave para la defensa
Los conflictos entre colonias irregulares se agravan cuando cada grupo actúa por su cuenta. Lo ideal es organizarse, formar comités, buscar mediación legal y buscar el reconocimiento colectivo. Muchas colonias han logrado regularizarse tras años de lucha organizada y asesoría adecuada.
El papel de la ley en lo informal
Vivir en una colonia irregular no significa estar fuera de la ley. Significa estar en una zona gris que necesita orden, justicia y solución. El camino puede ser lento, pero con información y constancia, sí se puede lograr certeza jurídica. Y mientras tanto, evitar caer en conflictos que solo dividen a quienes ya están en situación vulnerable.
No se trata solo de tierra, sino de dignidad
Las colonias irregulares no son delito: son reflejo de un problema social que el sistema no ha sabido resolver. Pero eso no justifica el abuso, la manipulación o el despojo entre vecinos. Defender el derecho a un pedazo de tierra debe hacerse con legalidad, organización y visión comunitaria. Porque cuando el pueblo se pelea entre sí, ganan los de siempre.